VOCES Y MIRADAS DE LOS COMUNES
PERIODISMO A PIE DEL CAFÉ
Noviembre - 22 - 2021- Guayaquil - Ecuador - América del Sur
Boletín digital # 77
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La tribu rebelde: el feminismo ecuatoriano en la salud pública.
Por Hugo Noboa Cruz
Esta es la historia de un grupo de mujeres que a la luz del ejemplo de lucha de una solitaria Matilde Hidalgo, desafiaron al Estado, a las instituciones y a las personas influyentes de la época, para poner sobre el tapete de la discusión colectiva temas tabú que cuestionaban directamente a las ideas predominantes sobre la salud pública.
De esta manera se anticiparon a lo que se conoce como Movimiento de la Medicina Social.
Este grupo de mujeres –empleando el lenguaje de Edmundo Granda- pudiera considerarse como una tribu rebelde.
En pocos días, el 21 de noviembre de 2021, se cumplirán cien años de la graduación como médica de Matilde Hidalgo Navarro (Loja 1889? – Guayaquil 1974), en la Universidad Central del Ecuador, luego de sus estudios y licenciatura realizados en 1919 en la Universidad del Azuay, actual Universidad de Cuenca.
Sin embargo, Matilde no fue la primera médica en lo que hoy es el territorio ecuatoriano, una idea que para nada es una herejía histórica.
Antes, cientos y quizá miles de años atrás, parteras y mujeres sabias de las medicinas ancestrales, kichwas, shuaras, sáparas o tsachilas, ya cumplían ese papel.
Cuando llegaron pobladores africanos a las costas de Esmeraldas y migraron luego al Chota[1] y a todo el país, trajeron también con ellos su sabiduría médica. Incluso, como una muestra de un encuentro intercultural, las pocas mujeres europeas que vinieron junto a los primeros conquistadores o las primeras mestizas criollas, acumularon los saberes que supieron guardar por generaciones, sobre todo en sectores populares.
Estos conocimientos fueron transmitidos oral y pragmáticamente a sus hijas. Las mujeres siempre fueron las primeras médicas en los pueblos de todo el mundo, hasta que la academia les arrebató ese papel.
El feminismo médico, un camino contracorriente.
La Sociedad de Médicas del Ecuador se conformó en la década de 1960, teniendo como invitada de honor a una ya madura Matilde Hidalgo.
Entre sus fundadoras estaban: Beatriz Narváez, Enriqueta Banda, Blanca Castillo[3], Betty Proaño, Piedad Endara, Honoria Bejarano, Ligia Salvador, Elina Garcés, Elisa Calero, Martha Carcelén, Olga Vallejo, María Limaico, Lucina Velasco, entre otras.
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El poder político de Facebook
El principal actor político en Internet es la red social Facebook. Al 1 de enero de 2021, tenía 2.850 millones de usuarios activos mensuales y 1.880 millones de usuarios activos diarios en todo el mundo.
La red social censura periódicamente mensajes que incluyen fotos de desnudos o actividad sexual, acoso, incitación al odio, falsificación, spam, propaganda terrorista o violencia utilizando inteligencia artificial particularmente aproximada e injusta. Está cerrando cuentas que considera peligrosas, ya sea porque han sido censuradas varias veces o porque están vinculadas a enemigos de Estados Unidos.
Facebook es una gran corporación que incluye Instagram, Facebook Messenger, WhatsApp, Oculus, Workplace, Portal, Novi. Emplea a más de 60.000 personas. Facebook ahora publica su propia moneda como estado, Libra. Está respaldado por una canasta de monedas compuesta por 50% dólares, 14% yenes, 11% libras serlingas y 7% dólares singapurenses [ 1 ] .
Al convertirse en un banco cuya moneda es aceptada gradualmente por los sitios de ventas de Internet, Facebook está construyendo una economía paralela, tanto virtual como global, más grande que la economía de muchos estados.
Facebook pide a sus usuarios que detecten cuentas que violen sus reglas. Abre un expediente sobre cada uno de sus informantes y los anota [ 2 ] .
Facebook, que afirma tratar a todos los usuarios por igual, ha elaborado en secreto una lista de 5,8 millones de VIP a quienes sus reglas no aplican. Solo ellos pueden decir y mostrar todo [ 3 ] .
En 2018, Facebook estableció una asociación con el Atlantic Council, un grupo de expertos influyente subvencionado por la OTAN para "promover el liderazgo y el compromiso de Estados Unidos en el mundo, con sus aliados". El objetivo específico de la asociación es garantizar "el uso correcto de Facebook en las elecciones en todo el mundo, monitoreando la desinformación y la interferencia extranjera, ayudando a educar a los ciudadanos y la sociedad civil" [ 11 ] .
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Termina la COP26. Los países ricos traicionan a los más vulnerables
La cumbre que estaba llamada a ser la definitiva y la que marcase el camino para afrontar una década crítica no ha conseguido cerrar un acuerdo a la altura del reto al que se enfrenta la humanidad.
En un mundo ideal, los casi 200 países que conforman el Acuerdo de París habrían sellado un pacto donde se recogiese, con todo lujo de detalles y sin escatimar en recursos, lo indispensable para mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático desde ya, así como los pasos que se deben seguir para afrontar los daños y pérdidas de las naciones que menos recursos tienen (y que menos han contribuido a la crisis climática). Sin embargo, esta utopía no se ha logrado ni en las últimas 25 cumbres del clima ni en esta que termina.
Lo que sí recoge el Pacto Climático de Glasgow es que los donantes (países ricos) se comprometen a sacar adelante la promesa -incumplida- de 2009 de destinar 100.000 millones de dólares al año a partir 2020 y hasta 2025 para que los países con menos recursos hagan frente al cambio climático (en materia de mitigación y adaptación).
Además, a partir de ese año la cifra destinada a adaptación deberá ser el doble (llegando a unos 40.000 millones de dólares). Una noticia positiva que queda empañada al seguir sin estar claro cómo se logrará recaudar la financiación.
También se ha acordado la creación de un mecanismo que busca canalizar esas ayudas, gestionadas a través la llamada Red de Santiago. Sin embargo, lo que no se ha logrado es cerrar una cifra concreta, en otro golpe más de los países del norte global a los del sur global. La próxima cumbre, la COP27 que se celebrará en Egipto, buscará cerrar de una vez este tema.
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El tortuoso camino de la implementación del acuerdo de paz en Colombia
La materialización de lo pactado entre el Estado colombiano y la antigua guerrilla de las Farc transita por rutas sinuosas, con altibajos y accidentadas, que limitan sus avances. Tales dificultades inquietan a las víctimas del conflicto armado, que reclaman mayor celeridad. El balance, un quinquenio después, es agridulce. Así lo revela esta serie periodística.
Con el proceso de paz, las comunidades de las regiones que dominaron las extintas Farc lograron vivir de manera tranquila durante un tiempo. Sin embargo, antes que las promesas del posconflicto, llegaron nuevos grupos armados y retornó la violencia.
En menos de cuatro años, esta entidad ha tomado más de 50 mil decisiones judiciales, entre ellas 17.489 decisiones judiciales adoptadas en la Sala de Amnistía o Indulto y 19.641 decisiones judiciales adoptadas en la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas. Esos resultados controvierten las críticas que le hacen sectores adversos.
Por más de 50 años, este país padeció un cruento conflicto armado entre Fuerza Pública, ejércitos paramilitares, grupos subversivos y redes del crimen organizado. El saldo fue muerte, dolor y destrucción a lo largo y ancho del país; la peor parte la llevó la población civil. La Comisión de la Verdad tiene el reto de esclarecer lo acontecido para que no se vuelva a repetir.
Familiares de víctimas consideran que para conseguir mayores resultados se debe modificar su organización interna, los requisitos para realizar prospecciones y exhumaciones, y actuar más allá de las solicitudes de búsqueda. Mientras, la entidad lidia con dos restricciones: la pandemia del Covid-19 y el recrudecimiento del conflicto armado.
El sacerdote jesuita Francisco De Roux preside la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, entidad a la que el Acuerdo de Paz le asignó, entre varias tareas, producir un informe que dé cuenta de las causas del conflicto armado en Colombia y de los impactos que produjo a lo largo de medio siglo, con el fin de no volver a repetir ese trágico capítulo.
El saldo pendiente con las mujeres y la comunidad LGBTI
Uno de los puntos más aplaudidos del Acuerdo de Paz con las Farc es su enfoque de género. A pesar de ser el primer pacto de paz en el mundo en incluirlo, cinco años después hay muy poco que celebrar ya que tan solo se ha implementado un 20 por ciento de lo pactado.
Tras superar múltiples obstáculos, las comunidades afrodescendientes e indígenas lograron incluir un conjunto de garantías en el Acuerdo de Paz para proteger sus derechos y que sus territorios no se vieran afectados por la implementación de las políticas del posconflicto. Cinco años después los avances son prácticamente nulos, salvo contadas excepciones.
Desde diversos sectores claman para detener la violencia en contra de aquellas personas dedicadas a la defensa de los derechos humanos. Alrededor de 700 han sido asesinadas en Colombia desde noviembre de 2016, una cifra que alarma y que ha crecido sin mayor contención estatal y en medio de la impunidad.
Desde la firma del Acuerdo de Paz, en promedio, cada seis días fue asesinado un integrante de la antigua guerrilla de las Farc que dejó las armas y estaba en proceso de reincorporación a la vida legal. Le apostaron a la reconciliación, pero el Estado, dicen los críticos, falló en protegerlos.
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Cuerpos y datos: Las tecnologías de identificación biométrica aumentan en América Latina
“El consorcio Al Sur publicó “Reconocimiento facial en América Latina: tendencias en la implementación de una tecnología perversa”, una investigación que identifica 38 sistemas de reconocimiento facial desarrollados en la región.
El reconocimiento facial es una tecnología de identificación biométrica que, por medio del análisis de ciertos rasgos característicos del rostro, busca establecer la identidad de una persona.
A pesar de ser menos precisa que otras formas de identificación biométrica, como la lectura de huellas dactilares o del iris, no requiere contacto físico. Ello permite su despliegue, por ejemplo, en el espacio público con fines de vigilancia a gran escala y sin que quienes están siendo sujetos a su escrutinio sean necesariamente conscientes de ello.
La excusa es siempre la misma: seguridad. ¿Pero la seguridad de quién? Saber que mis datos sensibles, relativos a mi cuerpo, están siendo almacenados y procesados quién sabe dónde, bajo quién sabe qué condiciones, por quién sabe quién, no me transmite ninguna seguridad. Al contrario, me da escalofríos.
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Dick Richard Sellán Bajaña @sociolaboral
Periodismo Colaborativo de Fuentes Alternativas a la Desinformación Mediática
2021
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